El Ojo Agavero

8/11/09

Sábado en Reforma

De algún modo, mi vida y este blog han estado intimamente ligados a la avenida Paseo de la Reforma en los últimos meses.
Ahí visitamos exposiciones de fotos magníficas, como la de "Otros rostros de México", vimos desfiles como el de "Niños por el Bicentenario", y el de los alebrijes.
Reforma me ha llamado a pisarla o recorrerla más de una vez, sin que yo sienta redundante el incluirla en este espacio.


No siempre tiene la calma que la caracterizaba en su origen, aquellos lejanos días en que se llamaba Paseo del Emperador. Con todo y sus caóticos embotellamientos, las continuas marchas que detienen el libre tránsito y las emisiones contaminantes. Me declaro en romance con esta avenida.



Salgo tan poco de esta ciudad, que es de pesadilla pero que también amo, que encuentro satisfacción haciendo turismo por sus calles, pienso en lo que esconde y las voces que acarrean los lugares que son históricos. Continuamente imagino cómo habría lucido algún sitio en especial en otras épocas; hace cinco lustros, hace un siglo, hace 1000 años.
Como arteria vital de la Ciudad Demente Pero Amada, fluímos los que somos su sangre por ella, llevamos en manos lo que la dota de vida y lo que la contamina, la mente ocupada en impuestos nuevos que nos agobian, crímenes que quedan impunes y en nuestros problemas personales. Lo que la avenida expone, bello y feo, bueno y malo, antiguo y nuevo, está ahí viéndonos y dejándose ver. Puesto por nosotros y a veces destruido por nosotros por igual.

Depeche Mode, uno de los grupos musicales con quienes crecí y que es de mis preferidos, afirma en su canción "One caress", cuando creas que has probado todos los caminos/ todas las avenidas/ echa una nueva mirada a lo que encuentras viejo/ ahí encontrarás algo nuevo. Parece escrito precisamente hablando de la Ciudad Demente Pero Amada, precisamente hablando de su arteria llamada Paseo de La Reforma; es vieja, ruidosa, llena de tráfico. Algo hubo sin embargo la tarde de ayer que me hizo captar por enésima vez algunos de sus tramos.



No encontré nada nuevo en su pavimentación, en sus rejas de Chapultepec que presentan la exposición fotógrafica "México de los mexicanos", en la gente que camina por sus banquetas con prisa o con calma y viendo a los alebrijes que estarán expuestos hasta el domingo 8 de noviembre (o sea, hoy mismo que escribo esto). No hay nada nuevo en sus facciones como no lo hay en los ojos de las personas que me son importantes, ni en la comida que me gusta, ni en el trabajo que hago día a día. Al final me doy cuenta que eso no me importa. Me gusta la avenida con todo su movimiento, como me gusta la ciudad y todo lo que contiene, y soy un turista declarado de ambas.

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