El Ojo Agavero

31/1/11

Hay de chile, de carne y de manteca...

...¿Y de qué estaremos hablando?, ¡de tamales por supuesto!. A sólo dos días de la Candelaria es momento de agasajarnos (o agasajar a quienes comieron la rosca con nosotros cuando sacamos el muñequito) con la delicia nacional e internacional.

La cita fue en el Museo de Culturas Populares en Coyoacán, donde desde hace 19 años se realiza la Feria del Tamal, con puestos y expositores de diferentes estados de la república.
 

 Un ejemplo es el zacahuil, típico de la región huasteca; un tamal que alcanza grandes dimensiones y se sirve en eventos especiales y fiestas.


Agradecemos a la familia Castillo su amable colaboración
En ninguna feria del tamal que se precie de serlo pueden faltar los tamales oaxaqueños, entre los más conocidos.
 Y entre los más sabrosos también.

 Mi atención fue de pronto llamada hacia los tamales  chiapanecos, cuya estrella es el chipilín.
Tamal chipilín con salsa de chile de árbol y cacahuate

Variedad de tamales chiapanecos
 Agasajemos el paladar con la masa, condimentos y carne que México nos regala desde la época prehispánica con este manjar.

 Porque tamales, hay de todos los tipos y para todos los gustos.
Y México hay para todos, y todos somos para nuestro hermoso  país.

28/1/11

¡ Queso fundido al tequila y qué viva México!!


Cambiando canales en días recientes, encontré una maravilla, el programa "México, Puro Sabor", donde compartieron una receta que me sorprendió por su delicia y la sencillez de su preparación. Simplemente un queso fundido, con la originalidad de un sabroso baño de tequila, ¡¡ajúaaa!!!

Lo primero que necesitamos son estos tres ingredientes, en cantidades al gusto.



 













Con un poco de aceite los echamos en el sartén para saltearlos. Se puede añadir un poco de cilantro o de oregano y sal, pero ésta última la pasé por alto y no arrepentí del resultado, aunque otros podrían encontrar la falta de sal no muy conveniente.
Pronto los olores comienzan a llenar la cocina; un agasajo que comienza desde el momento de la preparación.














Es entonces cuando aparece el invitado especial, nuestro ingrediente estrella.














También el tequila se añade al gusto; yo le añadí a mucho, ¡¡mucho gusto!!!














Ya los aromas se convierten ahora en una caricia; son invitantes, sabrosos y, al menos en mi caso, nuevos en su combinación, y llegan a su punto más alto al agregarse el queso rallado, que se recomienda sea Chihuahua, dado que su forma de fundir lo hace adecuado para la mezcla perfecta de sabor y aroma.

























El grado de fundido también es al gusto, podemos dejarlo algo sólido y grumoso o casi a punto de leche. Recomiendo servirlo en una cazuela de barro, acompañarlo de tortillas de harina caseras, (nada de tías para esta exquisitez, por favor) y de alguien especial para dejarse embriagar de las cosas buenas de este país y de esta vida. ¡Paz y salud a mis agaveros!