A la pregunta respondo rápidamente; su música vernácula.
Tenemos en el país una conexión especial entre la música, el tequila- o cualquier otra bebida espirituosa, incluído el pulque del cual me declaro fanático y defensor- y los pesares, especialmente los del corazón.
Parece que la música en general forma la banda sonora de nuestra vida. La música vernácula de México además traza los planos de la geografía de nuestros sentimientos e identidad cultural. Es un mapa que además tiene sonido, tiene corazón.
Si la música se pudiera probar, comer, saborear, ¿qué sabor tendría?. ¿A qué sabría una canción tan nostálgica y romántica como "Cien años".
Es de ponerse a pensar, si México es sabor, color, texturas, podemos escribir artículos o libros enteros sobre el color brillante de melodías cómo "Atotonilco", "Las Alazanas", "La Culebra". El gusto al paladar que dejarían "Rogaciano el huapanguero" o "El Colás"...
...Y si alguién pudiera embriagarse con las notas de "Cielo rojo", "Nube viajera", "El Sinaloense" y todas las que se nos ocurran.
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