El Ojo Agavero

30/8/09

LAS HIJAS DE MÉXICO Segunda entrega: Las Adelitas.

En lo alto de la abrupta serranía
acampado se encontraba un regimiento

y una musa que valiente los seguía

locamente enamorada del sargento.


Popular entre la tropa era Adelita
la mujer que el sargento idolatraba

y además de ser valiente era bonita

que hasta el mismo Coronel la respetaba.


Pero, ¿quién fue Adelita?, ¿existió en verdad o sólo es un personaje ficticio y romántico de la cultura popular e histórica de México, inmortalizada en un corrido que en realidad estaba dedicado a todas las mujeres que lucharon en contra del régimen de Porfirio Díaz y por la justicia para los campesinos?.

Aunque no fué parte de la gesta independentista sino de la lucha revolucionaria, Adelita está presente en algunas niñas, adolescentes y mujeres que la noche del 15 de septiembre se visten de la forma como la cultura popular la identifica; trenzas a los lados con moños de colores, faldas largas y de colores de preferencia oscuros, alguna blusa blanca aunque las coloridas no son menospreciadas y, para evitar confusiones, una o dos cananas atravesando su femenil torso. La imagen que guardamos de Adelita tal vez en realidad no represente a dicha mujer en sí, sino a todas las mujeres, de orígen indígena, campesino o al menos humilde, que cargaron con sus hijos, sus artículos, sus armas y sus ideales para la lucha, muchas de ellas llegaron a ser vistas como iguales haciendo a un lado la distinción de género e incluso llegaron a ocupar rangos altos en la milicia popular. Adelita, la del corrido, la luchadora que se había unido a las filas revolucionarias siguiendo a un sargento al cual le profesaba un amor por el cual se era digno morir, tal vez en realidad no tomó las armas por una cuestión sentimental, sino social y personal.

Se sostiene que Adelita, ese personaje semi- legendario, se llamaba en verdad Altagracia o Marieta Martínez, una joven de la alta sociedad que de alguna forma inescrutable simpatizaba con los ideales revolucionarios y se unió a quienes los defendían. Una vez dentro del movimiento su denuedo por la lucha la hizo famosa y allí, por otra razón inescrutable, fue bautizada "Adelita" por el general Rodolfo Fierro, aunque algunas versiones afirman que tal sobrenombre se lo otorgó el mismísimo Pancho Villa. Esta mujer vió finalizada su vida al ser asesinada por orden de Pascual Orozco (el que lanzó a Porfirio Díaz la frase "Ahi te van las hojas, mándame más tamales").

Pero también se afirma que Adelita no era otra que Adela Velarde, una jovencita nacida el 8 de septiembre de 1900 que, habiéndose entusiasmado con convertirse en enfermera de la Cruz Blanca, y antes siquiera de cumplir los 14 años, se une a la causa revolucionaria, fungiendo primero como enfermera y poco a poco, abriéndose camino en los ámbitos dominados por los hombres y llevando un arma que la ayudó a pelear por lo que ella creía.

Lo importante es hacer notar que Adelita, aunque existan controversias sobre su identidad, fue un personaje muy real, cuyas motivaciones iban más allá de lo que afirma el corrido por el cual todos la recordamos (sin menospreciar el corrido, claro, porque sin duda ya estando en el movimiento conoció y se enamoró del famoso sargento). Era una de muchas mujeres motivada por ideales, que buscaba algo más de lo que la vida de su época le reservaba y no se dejó llevar por convenciones ni mandatos para dar un salto a la historia y a la memoria colectiva de nuestro país. Era, definitivamente, una digna hija de México.

Y se oía, que decía, aquel que tanto la quería:
Y si Adelita quisiera ser mi novia
y si Adelita fuera mi mujer
le compraría un vestido de seda
para llevarla a bailar al cuartel.

Y si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar.


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